Entre los grandes hijos que han tenido Ocaña, se destaca David Haddad Salcedo,a quien tuve como pocos el privilegio de conocer y contar con su amistad sincera; bueno es recordar la falta que le hace a Ocaña y su provincia.
Cabe destacar que recién graduado como abogado de la Universidad Libre de Colombia, cuando le dio por el bicho de la política y que recuerdo como si fuera ayer, le ofrecieron ser secretario de la gobernación; su petición fue que aceptaba el cargo de Secretario con la única condición de que la red eléctrica nacional llegara a Ocaña y su provincia, de la cual su casco urbano en ese tiempo se alimentaba por una planta eléctrica que era apagada a las 10 de la noche.
Toda mi vida he contado no solo con su amistad, también con la de Vita, María, Dora, Jorge, Celina y Yebrail, quien próximo a cumplir 91 años goza de una lucidez mental-intelectual extraordinaria, siempre pensando en las cosas bellas y buenas para la gente de Ocaña, eso me llena de orgullo.
De David puedo decir que como animal político conoció palmo a palmo la provincia, no quedó vereda o corregimiento sin visitar a caballo o a pie, largas jornadas para palpar las necesidades de la población rural; hoy en muchas veredas una escuela o centro de salud lleva el sello de David Haddad Salcedo, si no que lo digan los campesinos de Hacarí, El Tarra o San Calixto , que todavía lo recuerdan con cariño.
Para recordar, su obsesión por la vía Ocaña-Agua de la Virgen-Morrison, la más corta para la comunicación de Ocaña con el centro del país, como parlamentario fue el único que impulsó dicha obra, hoy Ocaña sería una ciudad más desarrollada pero por intereses mezquinos quedo a mitad del camino.
Soñaba que en Ocaña se destacaran buenos deportistas, hay una piscina olímpica hoy abandonada por pésimas administraciones municipales que solo ven el lucro individual, todo lo contrario a lo que David siempre pensaba, cosas de cosas, no todos pueden ser dirigentes políticos a muchos les falta pelo pa’ moño.
También quedó la obra del Hotel Hacaritama, Ocaña debía contar como todas las ciudades en desarrollo con un buen hotel, donde el visitante fuera bien atendido; también pensó en un aeropuerto, (Aguas Claras) porque ciudad sin él sigue siendo pueblo, muy bonito pero no llegan vuelos por falta de pasajeros, los Ocañeros nos acostumbramos a volar en Copetran y Omega, que desgracia, con plata y tan pobres.
Dejó huella en la educación, el bachillerato nocturno que funciona en el colegio José Eusebio Caro, del cual soy bachiller orgulloso, también lleva el sello de David Haddad Salcedo, y qué decir de la Universidad Francisco de Paula Santander Seccional Ocaña, que no me gusta su nombre, por aquello que Santader, Páez y Flores fueron los que se tiraron la Gran República. Lo valioso de que hoy muchos colombianos sin distingo de raza, credo político y religión se estén destacando como grandes profesionales.
David en sus tertulias donde departíamos, con un buen plato de comida árabe y un whisky, decía que el motor de desarrollo es la educación de la gente, como Gobernador del departamento le apostó a que Ocaña tuviera su universidad, hoy por la ribera del río algodonal, está La Pachito.
Siempre fue amigo de que Ocaña contará con todos los bancos públicos, como el Central hipotecario y Cafetero, llegaron a abrir oficinas por la insistencia de David ante el poder central; muchas otras que se me escapan, y un fondo nacional de becas que a mí me negó el benéfico, con el argumento » ser muy allegado a la familia Haddad Salcedo».
Bellos recuerdos, a Ligia Clavijo su esposa e hijos y demás familiares un fuerte abrazo, que por estos días 5 y 21 de diciembre deben estár recordando ese gran hombre, que fue David Haddad Salcedo.
Héctor Emilio Pacheco
