Gracias a ellas llegamos a donde llegamos

Antes de las elecciones hice público en más de un escenario que mi voto a la alcaldía de Ocaña sería por Rafael Garcia Rondón, desde luego, también dije que votaría aun a sabiendas de que las posibilidades de victoria era mínimas. A Rafael Garcia Rondón, por el esfuerzo quijotesco que realizó sin tregua alguna durante toda la campaña, le profeso una admiración personal enorme, y la he pregonado siempre sin estrecheces de ninguna clase. Nunca se rindió y muchos intentaron, sin lograrlo, buscar un flanco por donde quebrantar su férrea voluntad.

Pero más allá de esto, es necesario exaltar y resaltar la labor permanente en toda la campaña de un grupo de simpatizantes y comprometidas, que de manera incansable, hasta el último minuto, creyeron y lucharon por lograr la victoria. Fue una lucha sin cuartel. Con tenacidad y firmeza estas mujeres enérgicas e indómitas mantuvieron viva la campaña y vigente el nombre de Rafael como candidato. Todas tienen la inteligencia, la sencillez, la cordialidad inmediata y la gracia criolla del provinciano puro. En el largo recorrido de la ciudad hecho durante la campaña no se encuentra un solo lugar donde no se dejara un rastro de ellas. Tanto fue, que lo que perdura en la memoria de las gentes no es la imagen del candidato que pregonaron sino la grandeza humana de estas mujeres. Sea entonces esta la oportunidad para desde esta tribuna del bloguero; reconocer su esfuerzo memorable, su valentía y su compromiso total. Fue toda una hazaña la que realizaron. Son ellas Marta Rondón, Deyanira Solano, Emerita Linero, Magaly Ortega y Magaly Prada. Ellas, no cabe duda, fueron quienes llevaron a buen puerto esta maltrecha campaña. A ellas las palabras de Jose Ingeniero escritas en su libro el Hombre mediocre “Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones.

Al final de la campaña y luego de conocer los resultados de Rafael, una de ellas, interpretando el sentimiento de todas, con su estilo propio cargado de sinceridad, dijo – esto es un resultado más que positivo porque que es un revés providencial-. Todavía sigo pensando que quiso decir con esa frase.

No obstante esta proeza que repone nuestro espíritu en su temple ordinario, en lo personal, fue una campaña para olvidar, y no valdría la pena ni siquiera un recuerdo de día lunes, si no fuera porque en la reflexiones hechas sobre el proceso, se soslaya de un modo inquietante el grado de delirioque se suscitó en esta gesta. Aventuraré una sola y muy concreta y temeraria hipótesis para avivar una discusión urgente: Fue una campaña que no dio espacio a la menor vacilación de la razón. Todos teníamos la certeza de saber ya dónde estábamos, y aun así muy decididos a estar allí hasta sucumbir en el fragor de la batalla. Nadie sobrevivió. Quienes se fueron despavoridos siguiendo la lógica política del voto útil partieron directo al cadalso y fue peor su suplicio. Nunca se podrá establecer si el resto de candidatos que serán borrados prontamente de la memoria colectiva merecían de veras su suerte. Pero hay unos de los cuales se puede y se debe decir sin vacilación que no la merecían.

Al final se obtuvo los resultados esperados. Ni más ni menos. Y deja muy claro que el tema electoral en lo local no es ni mucho menos un debate de ideas y de propuestas sino del que más recursos económicos y poder político tenga. Con todo, la demostración más amarga que me quedará de esta experiencia electoral, es que una gran parte de los ciudadanos, que son capaces de llegar a extremos enardecidos, apenas si se conmueven en estos tiempos por la suerte de su ciudad.

Desde que tengo conciencia no recuerdo unproceso electoral que provocara semejante alineación fanática, cuyas dos tendencias se movieron más por la maquinaria política que por las ideas. Y lo más increíble es que ésta ocurrió en un momento en que la inmensa mayoría de los ocañeros estaban sometidos a un sinfín de problemas y nadie pudo expresar su rechazo.Tampoco, desde que tengo memoria, había visto a la ciudad en un estado de decaimiento como este, que tiene todos los visos de una concurrencia final.

Lo que nos hace falta ahora entonces no es unalcalde como tantos otros, sino un redentorpredestinado. Nunca hemos estado peor. Para empezar, vivimos una crisis social en todo sentido. En materia de seguridad, ni se diga. Y como no¡ si vivimos una especie de sálvese quien pueda, donde cada quien tiene que defenderse como puede, aun para los actos más simples de la vida. Pero una cosa son las tremendas condiciones actuales de la ciudad y otra cosa bien distinta, fue el manejo del proceso electoral.

Fue lo menos serio de todo. Claro que, dentro de lo que cabe, la decisión fue legal y hasta legítima. El argumento de que los que los electores en su gran mayoría fueron manipulados no tiene ningún fundamento, porque no hay en Colombia ninguna elección que no sea manoseada: para eso se inventaron. Lo que sí me parece un escándalo es a los limites en que hemos llegado en una ciudad en el que el proceso electoral se haya hecho por pura politiquería debarrio popular. Menos serio aún es que todo esto haya sucedido sin que ningún ciudadano tener claro que se propone la nueva alcaldesa y cuáles son los ases bajo la manga de que dispone para exorcizar los espíritusaciagos del apocalipsis que se ciernen sobre la ciudad. La culpa, por supuesto, está bien repartida. Por una parte los candidatos y por otra los electores.

Sin embargo, lo que tenemos enfrente ahora es elescenarioinquebrantable de un hecho cumplido, con el cual tuvieron que ver más de trece mil votantes, pero que nos incumbe a todos, y creo que es por ahí por donde tenemos que empezar.

Creo, por pura intuición política, que la nueva alcaldesa de la ciudad, tiene la inteligencia, la tenacidad, la preparación y la autoridad para encontrarle una solución a la ingobernabilidad larvada que padecemos y creo, aun mas, que puede promover un proceso de justicia social y recuperación económica de la ciudad, y de paso recoger del suelo los vidrios rotos y los platos de la bazofia del gobierno que termina. Sólo con eso bastaría para cumplir con su destino histórico. Empero, no creo que sea así, todo lo que la rodea no permite dejar luces de esperanza de un buen gobierno. Por el bien de Ocaña, dese luego, ruego estar equivocado.

YOD

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

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