Por, Yebrail Haddad
La semana pasada tuvo su lanzamiento nacional el Partido Colombia Renaciente, colectividad que obtuviera su personería jurídica recientemente y que se desarrolla bajo el liderazgo del joven político afrocolombiano Jhon Arley Murillo.
Pero el asunto que nos concita en este escrito no se referirá a los pormenores que rodean la atmosfera política actual, por lo que solamente me permito traer a colación a este Partido Político en cuanto me asiste un interés académico, debido a la filosofía que en sus estatutos y forma de vida política ha adoptado: El Ubuntu.
Aunque fue Wilhem Bleek quien acuñó el término Ubuntu por razones meramente lingüísticas para identificar un vínculo semántico similar entre los hablantes africanos, la palabra brotó a la escena política de la mano del premio nobel de paz Desmond Tutu y se popularizó gracias a las elaboraciones discursivas de Nelson Mandela.
Tiene su origen en el proverbio Xhosa: “Ubuntu Ungamuntu ngabanye abantu”; que se ha traducido como “cada persona debe expresarse idealmente en relación con los demás” o “la persona depende de otras personas para ser persona”. (1)
Para Desmond Tutu, quien reflexionó sobre la situación de una Suráfrica Post Apartheid, Ubuntu significa “humanidad”, y está relacionado tanto a “umuntu”, que es la categoría de la fuerza humana inteligente, que incluye espíritu, la muerte y la vida humana; como a “ntu” que es el ser divino como metadinámico.
De otra parte, en el África de los noventas, cuando el multipartidismo alcanzó su apogeo, muchos países recurrieron a la filosofía “Ubuntuísta” como práctica tradicional para buscar el consenso en asuntos de relevancia interna. De allí surgieron las “Conferencias Nacionales Soberanas”, y más recientemente ha servido como modelo para la construcción de procesos de justicia restaurativa. (2)
Para Severino Elias Ngoenha, reconocido filósofo de Mozambique, este horizonte de entendimiento del “ser” sería un gran aporte africano, en términos de práctica y teoría, al debate de la filosofía política donde la justicia es eje central, en la medida en que se concibe una humanidad igual en dignidad, y en caso tal que una persona sufra un menoscabo o daño, la reparación de ese acto consiste en la restauración de esa dignidad; pasando por ende del concepto de justicia punitiva a la restaurativa.
Mandela, recogió la acepción y la llevó a su propio gobierno, para señalar que una persona tiene Ubuntu cuando quiera que es solidaria con los demás, una persona que sabe conmoverse ante una situación difícil en la que está su prójimo; pero que también actúa con lealtad hacia su conglomerado humano o forma asociativa.
En conclusión, parafraseando a Leopoldo Zea, Ubuntu es una forma de justicia que afirma la dignidad e igualdad humana desde la diferencia. (3)
Seguramente sonará a cliché y a verdad de Perogrullo, pero la política, el mundo y los seres humanos podríamos ser mejores si todos practicáramos el Ubuntu, que se parece mucho a los principios de Jesucristo y a otras formas de concebir el mundo basadas en el respeto al prójimo y la fidelidad por la palabra dada.
He aquí un buen comienzo.
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Notas:
(1) Battle, Michael. The Ubuntu Theology of Desmond Tutu. The Piligram Press. Cleveland. Ohio. 2009. Pp. 39
(2) Buatu Butabenge, Omer. Elementos histórico-culturales en la construcción de la democracia para África y su importancia para América Latina. El caso de la Conferencia Nacional Soberana Africana. Tesis doctoral en estudios Latinoamericanos. FFyL/UNAM. 2003.
(3) Citado por: Jean Bosco Kakozi Kashindi. En: Ubuntu como modelo de justicia restaurativa. Un aporte africano al debate sobre la igualdad y la dignidad humana. Ponencia presentada en el XIII Congreso Internacional de ALADAA. Bogotá. Marzo 23 al 25 de 2011.
