Por, Yebrail Haddad
Asistí a ver la película El Círculo (The Circle, por su nombre en inglés) sin mayores expectativas, motivado sí por la idea de ver a la bellísima Emma Watson alternando con el veterano y estupendo actor Tom Hanks.
Debo confesar que el film basado en la novela de Dave Eggers que lleva su mismo nombre, me sorprendió por su buena adaptación y producción. Sin embargo, pese a que conocía a grandes rasgos su trama central, me dejó muy preocupado.
Me explico. El Círculo es una súper compañía de la tecnología y las comunicaciones que ha penetrado el mercado mundial con sus novedosas redes sociales y facilidades para conectar al mundo, a todas las culturas y clases sociales. Y aunque sus ventajas saltan a la vista, pues quien no quisiera que el acceso a estos servicios se democratice, lo cierto es que ha acaparado y acumulado una gran capacidad de información, que permite la manipulación de las voluntades y el control del poder político y económico.
Ya antes había comentado respecto del “Ojo de Dios” al referirme a la trama de la película Rápido y Furioso 7 y su relación con “El Gran Hermano”; ese panóptico todopoderoso que controlaba la vida de los sometidos miembros del Estado y que fuera relatada con lujo de detalles por George Orwell en su libro 1984. El Círculo es todo eso y más. Lejos de ser una saga de ciencia ficción, utiliza los elementos del presente como los teléfonos inteligentes, las cámaras de seguridad y las virtudes del internet para mostrarnos un mundo en el que la identidad individual, la autonomía privada y el libre albedrío se convierten en cosas del pasado.
El Círculo propone la utilización de la tecnología para garantizar que todos los ciudadanos de manera obligatoria voten en las elecciones, y lo hagan de manera tan fácil como poner un mensaje en el muro de Facebook. Pero también recrea la posibilidad de que todos los ciudadanos participen al unísono de la cacería de los delincuentes, a quienes se debe rastrear y perseguir a partir de su ubicación con los dispositivos GPS incorporados en sus celulares, tabletas, reproductores y chips de tarjetas débito y crédito; además apoyados por la capacidad de interceptación de quienes se encuentran a su alrededor y los ponen en evidencia con simplemente poncharlos usando su cámara en tiempo real. Ya no habría escondite ni lugar infranqueable para la red de ciudadanos gendarmes, quienes participarán de la permanente carrera de vigilancia de sus semejantes al tiempo que serían observados sin cesar, edificando con ello El Círculo vicioso que pondría fin a la más grande conquista del ser humano, toda vez que este espejismo de desarrollo, orden y tranquilidad lleva consigo una tremenda arma contra los derechos y las libertades públicas.
Te preguntarás las razones por las cuales me preocupa una simple película. Te responderé brevemente invitándote a recordar la última vez que reprodujiste un video o le diste like a una foto de un(a) simpático(a) desconocido(a) que orgulloso(a) enseñaba dónde vivía, qué comía, quienes eran sus padres y amigos, dónde estudiaba o trabajaba, a cuál gimnasio iba y en qué lugar pasaba sus vacaciones. Si ya recordaste, compartí esta preocupación conmigo, pues El Círculo está más cerca de lo que te imaginás.
