Evento insólito, pero de sobremanera interesante en el contexto de una campaña electoral

A raíz de mi último artículo, alguien me preguntó con cierta incredulidad porque creía yo que Rafael Garcia Rondón podría ser capaz de cambiar las realidades en Ocaña. La respuesta es sencilla pero certera: porque lo conozco¡¡¡¡. Rafael es un político sano, sin vicios, pero ante todo un académico audaz, de una energía que se le sienten cada una de sus palabras y actuaciones. Todos sus actos están regidos por el sentido común, que hoy en día es el menos común de los sentidos.

Antanas Mockus en una de sus brillantes conferencias en la ciudad de Nueva York sobre como transformó a Bogotá en los procesos de resistencia civil lo dijo claramente: – El arte de la política es un asunto curioso. Combina, como ninguna otra profesión u ocupación, el razonamiento riguroso, las emociones sinceras y un lenguaje corporal extrovertido -. Sin duda alguna Rafael Garcia encaja perfectamente en esta original definición.

Yo mismo, que lo conozco desde hace años y que he seguido de tan cerca su trayectoria espectacular, no me sorprende de que haya llegado a este punto de ser candidato a la alcaldía de Ocaña en un tiempo tan breve. Pero lo que si me sorprende más es que lo haya conseguido sin dejar de ser el buen ser humano que ha sido siempre, capaz al mismo tiempo de venirse de Europa a luchar por sus ideales, de bailar como un muchacho la música de moda en un cumpleaños cualquiera, o de pasar una noche entera -y sin tomarse un trago- hablando de cualquier tema que la coyuntura lo exija.

Una noche, sin un solo minuto de tregua y como buen académico nos explicó porque la no acción gubernamental planificada es en sí un ejercicio profundo y eficaz de política pública. «A Ocaña la podemos cambiar porque sabemos cómo hacerlo», ha dicho en una entrevista. Otra noche, ya despuntando el amanecer nos recitó casi de memoria su libro favorito “Ensayo sobre la Ceguera” de Saramago. Al final hacía hincapié en que era una novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada.

Las campañas electorales, tienen demasiados elementos subjetivos en un debate que tiene más de politiquería que de creación académica. Por eso no es raro que Rafael en pleno ejercicio electoral, este haciendo cosas propias de los académicos, como lo hizo Sergio fajardo, Mockus, Yebrail o Peñaloza en su momento. Aventurarse a dictar una conferencia sobre el arte de ordenar una ciudad a quien quiera escucharlo, es en sí atreverse a romper esquemas de lo que estamos acostumbrados a ver en las campañas: plata y cemento. Es también una prueba de lo que es capaz de hacer si es alcalde de Ocaña.

En todo caso, quienes han obtenido el favor popular y han logrado gobernar como académicos han sido mandatos con logros contundentes e invaluables para el desarrollo y progreso de sus ciudades (Mockus – Bogotá, Peñalosa – Bogotá, Fajardo – Medellin, Alonso – Medellin, Yebrail – Ocaña, Chard – Barranquilla).

La verdad, no tengo la menor idea si Rafael será capaz de llenar el auditorio donde dictará su conferencia académica de como es el arte de ordenar la ciudad, pero lo que si es cierto es que estaré en primera fila escuchando por fin a alguien, no de plata ni de cemento, sino de propuestas reales dichas desde la esfera de la academia. Para los muchos o pocos que asistan al insólito evento, podrán formarse y sobre todo podrán casi que palpar una conferencia llena de compromisos reales en favor de una ciudad que lo pide a gritos. También tengo claro que no será una conferencia sistemática de los diferentes temas que aborda sino una conferencia dicha a su estilo llena de coherencia y coordinación. Seguramente no será, no podrá ser, ni pretenderá serlo, convertirse en una fórmula mágica para salvar a Ocaña, sino en una serie de propuestas muy serias y muy bien puestas en su lugar con el solo objetivo de ordenar a Ocaña.

 YOD

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

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