¿Qué haces todavía despierto?
¿acaso una pena perturba tu sueño?
me preguntas con el rostro angustiado,
la voz cansina y fruncido el ceño.
Tomando sus tibias y suaves manos
las coloco encima de mi pecho
y contesto de la mejor manera posible:
es la nostalgia que llega a mi lecho.
La tarde aquella en que nos conocimos…
…tus labios temblorosos dándome el sí
y un sol de amor iluminó aquel instante
¡todo fue alegría! ¡todo fue un frenesí!
Desde entonces no olvido tu piel, los besos
tampoco he dejado un minuto de quererte
ni olvido la noche que aquieté tus antojos
tan sólo podría borrarlos… ¡la muerte!
Sufro un insomnio de por sí desbocado
y todo porque no quiero cerrar los ojos
y de pronto saber que te fuiste de mi lado…
Jorge Carrascal Pérez