Una foto y un llamado

Yo soy un enamorado del cielo, y creo que el cielo de Ocaña tiene un encanto especial, probablemente es la belleza que uno le ve a las cosas cuando son de uno; lo cierto es que hace unos días me detuve frente al Complejo Histórico de La Gran Convención a tomar una foto a eso de las 6 de la tarde, no eran los arreboles más rojos, era un cielo con una calidez mas bien sobria después de un fuerte aguacero, bajé el vidrio del carro, tomé la foto y en seguida empecé a escuchar insultos y amenazas por parte de unos jóvenes sin edad para comprar cerveza, llegué a pensar que no era conmigo, pero cuando se empezaron a acercar supe que sí; no les había gustado que tomara la foto, pensaron que los estaba fotografiando a ellos, me gritaban que me bajara, que me iban a cascar entre otras cosas; un par de personas me dijeron que me fuera rápido y eso hice.

Hay algo peor que estar lejos del lugar en el que uno nació, en el que uno creció, lejos de la gente que uno mas quiere, y es regresar y ver que las cosas van de pa’ atrás, regresar y ver el evidente deterioro de los elementos que conforman la ciudad, la administración, el componente urbano, y lo màs importante, el tejido social, la calidad de vida de la gente.

Hace unos cuatro años, llegar a Ocaña, era una razón para respirar profundo y sonreír, a veces hasta con lágrimas en los ojos al entrar a la ciudad, era facil recordar las razones por las cuales sentimos orgullo de nuestras raíces; ahora, sigo siendo igual de ocañero, me siento orgulloso de mi acento, de mi folclor, de los manjares que preparan mi mamá y mi abuela, de nuestro trato pintoresco, pero es inevitable que a uno se le arrugue el pecho cuando se da cuenta de lo mal que estan las cosas; la inseguridad reflejada en la proliferación de bandas delincuenciales, la emersión de ollas de vicio y un aumento alarmante de denuncias por robos y atracos, ha hecho que uno ya no pueda sentirse tranquilo ni en la puerta de su casa, robándole el encanto a la estadía en esta ciudad de la que uno dificilmente se separa.

Y muy fácil resulta quejarse desde la comodidad de la casa, jactarse de decir que las cosas deberían ser diferentes cuando no se hace nada para que las cosas cambien, así que algunos se quedarán en una zona de confort limitada por las 4 paredes de su casa (con suerte), otros, en cambio atenderemos el llamado de la sociedad a ser transformada, movilizándonos en torno a mejorar las condiciones en las que vivimos, buscando una administración municipal que atienda los problemas reales de la ciudad y buscando otros ciudadanos que se unan en esta cruzada por una Ocaña en orden, una Ocaña segura.

A los jóvenes que me insultaron por tomar una foto, (por cierto, es la foto de arriba) los invito a que revisen hacia dónde están orientando su vida y se pregunten si quieren seguir asustados creyendo que alguien los persigue; ojalá la próxima vez que pase a tomar una foto en San Francisco, estén leyendo o practicando algún deporte.

Jorge Luis Solano

@solanojorge

Yebrail Haddad Linero

Yebrail Haddad Linero

Nativo de Ocaña. Es Abogado y Magister en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, Director de Procesos Judiciales y Administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, Personero y Alcalde de Ocaña, Director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y Asesor de Gobernabilidad para la Paz del Programa de Naciones Unidas.

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